El lugar que no nos corresponde
Muchas veces “invadimos” espacios que no nos corresponden con la intención de obtener lo que creemos que es el mejor resultado, pero al final solo estorbamos e impedimos que nuestro compañero, quien debería hacer la jugada, dé lo mejor de sí mismo.
Aunque nuestras intenciones sean buenas, debemos aprender a respetar los espacios y las posiciones de los demás. Como siempre, es una cuestión de equilibro y comunicación. Y si no queremos comunicarnos o respetar el espacio de la otra persona, podemos salir lastimados y derrotados. Como ya comentamos hace un par de semanas, es fundamental saber escuchar y, por ende, entender. Pero de esto hablaremos la próxima semana.
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